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2,412 m
1,731 m
0
2.6
5.1
10.25 km
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邻近 El Portalet, Aragón (España)
Ruta basada en la que aparece en la guía "Raquetas por el Pirineo Central y Occidental" de la editorial Desnivel. Impresiona el contraste de salir de la abarrotada estación de esquí de Formigal y adentrarte por el barranco de Culibillas hasta llegar a la planicie a los pies del Anayet. Vistas impresionantes al pirineo francés, valle de Tena y la zona de Candachú. Para raquetas es una ruta moderada, con alguna media ladera y algunas pendientes fuertes. El último tramo, la ascensión al Col del Anayet es para hacer con crampones, la pendiente es muy fuerte y la caída curiosa. Ruta en la que nos cruzamos siempre con mucha gente con crampones, raquetas, o esquís de montaña.
Dejamos el coche en el parking Anayet de la estación de esquí de Formigal. Nos ponemos los crampones y seguimos las huellas que otros han dejado entre las pistas y el barranco de Culibillas. Tras atravesar alguna media ladera, giramos a la derecha siguiendo el barranco. A partir de aquí el barranco se encajona, toca subir y las huellas se bifurcan según lleves raquetas, crampones o nada. Será una constante en la subida hasta los ibones, cada uno sigue la huella que mejor le parece.
Tras varias pendientes duras llegamos a la gran planicie donde están los ibones, enterrados por la nieve. Las vistas son impresionantes y el silencio sobrecogedor. Aquí las opciones son dirigirse al oeste, y subir al Vértice del Anayet, o dirigirse más al noroeste, hacia el Col del Anayet. La subida es dura, una fuerte pendiente con la nieve muy blanda. Si miramos hacia atrás veremos el Balaitus y los Picos del Infierno.
Desde el Col algunos se han aventurado a subir al Anayet, más complicado, o crestear hacia el Vértice (más alto). A nosotros se nos ha hecho tarde, así que tras admirar las vistas (Midi d'Ossau, Anayet, Candachú, Canal Roya) empezamos a bajar con mucho cuidado y volvemos por el mismo camino.
Dejamos el coche en el parking Anayet de la estación de esquí de Formigal. Nos ponemos los crampones y seguimos las huellas que otros han dejado entre las pistas y el barranco de Culibillas. Tras atravesar alguna media ladera, giramos a la derecha siguiendo el barranco. A partir de aquí el barranco se encajona, toca subir y las huellas se bifurcan según lleves raquetas, crampones o nada. Será una constante en la subida hasta los ibones, cada uno sigue la huella que mejor le parece.
Tras varias pendientes duras llegamos a la gran planicie donde están los ibones, enterrados por la nieve. Las vistas son impresionantes y el silencio sobrecogedor. Aquí las opciones son dirigirse al oeste, y subir al Vértice del Anayet, o dirigirse más al noroeste, hacia el Col del Anayet. La subida es dura, una fuerte pendiente con la nieve muy blanda. Si miramos hacia atrás veremos el Balaitus y los Picos del Infierno.
Desde el Col algunos se han aventurado a subir al Anayet, más complicado, o crestear hacia el Vértice (más alto). A nosotros se nos ha hecho tarde, así que tras admirar las vistas (Midi d'Ossau, Anayet, Candachú, Canal Roya) empezamos a bajar con mucho cuidado y volvemos por el mismo camino.
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